30 jun 2018

Hoy he pensado, seriamente:

Que sería de mi vida sin ti, si no te hubiera conocido ese día, si te hubiera ignorado o si tú no me hubieras visto. Si no hubiera llegado esa persona que dijera “mira, te presento a...”. Nuestras vidas se pueden volver un qué tal si esto, qué tal si lo otro en un segundo... es la importancia del instante; ichi go ichi e ¿no?. La verdad es que yo no me imagino la vida sin ti aunque aparentemente así la viva. Pero desde que te conocí siempre has estado. Cuando veo las flores y pienso en los ramos que te faltó regalarme, o estoy en la noche a punto de dormir y a veces aún pienso en ti, como un pensamiento habitual y extraño. Tendrás esas cosas que te regalé? Tendrás todavía los momentos conmigo? Espero que duermas bien, espero que no tengas frío, espero que si lloraste sepas qué hay alguien a quien le importas, espero que simplemente no llores. He ido y venido, pero siempre regreso a un mismo punto. Un día antes y un día después de conocerte, de tenerte en mi vida. Yo era una niña. No te has ido, aquí sigues. En los boletos que no he comprado para ir a verte, en las dudas de volver a hablarnos, en el sentimiento que invade mi corazón cuando veo esos cursis videos de parejas reunidas, en las lagrimas que salen porque no somos nosotros, en el sentimiento amargo cuando acaba una historia de amor, en entender la última línea de Fireworks “¿me pregunto cómo será nuestra próxima cita?”, en creer en la historia del hilo rojo o que te voy a encontrar otro día, en otra vida o cuando pienso que no eras mi destino, pero si la piedra más bonita que encontré en el camino, en que ni tú ni yo sabíamos nada y en las charlas de borracha cuando digo “sí... hubo un chico”. Pero tu recuerdo es sólo mío y no lo quiero compartir con nadie y entonces me callo.

Estás todavía, cuando pienso que en diez años te voy a seguir extrañando o extrañando lo que pudo ser y no fue.

Te prometí que nunca iba a querer a nadie como a ti, pero no pensé tomarme la promesa tan en serio.

Como quiera es inevitable. Me he ido al otro lado del mundo, te he escrito en cuentos y poemas, he pensado en lo imposible de estar juntos y aún así siempre vuelvo al recuerdo.

Los ríos de Dublín, las montañas de Shanghai... la gente que llora, las horas que pasan, la gente que he amado, ahi estás para no volver pero tampoco para irte.

Ya ni siquiera se que eres. Si eres tú o una sombra en mi vida. La melancolía de una madrugada en Xalapa y miel y mi pan y mantequilla. Un soliloquio de Lars von Trier o el dolor que siento cuando alguien me lastima mientras me hace el amor.

Eres esa cosa rara en mi corazón que todavía me saca lágrimas cuando escucho a Joaquín Sabina... yo te solté la mano, pero extrañamente, siento que siempre regreso a ti... aunque tú no estés ahí.

***
Todos tenemos un amor un poco extraño, creo. A veces pienso, sobretodo estos últimos días, y no sé porque, que hubiera sido si hubiéramos seguido juntos, o nos hubiéramos encontrado en otras circunstancias. Pero qué hubiera sido. Pienso en su presencia en mi vida y en mis caminos. Estoy feliz con mi vida, con ese recuerdo importante que no se va a borrar. Pienso que no era el momento, que está bien que no esté... pienso que otra vida puede ser, en esta no... él no habla cantonés, nunca me hubiera acompañado a comer dumplings a las 4 de la mañana, ni íbamos a cantar juntos en Ibiza...pienso que no... no era en esta vida, eran cosas de niños. Yo lo tengo en canciones de Natalia Lafourcade, en días de mucho viento e historias de primeros besos y ahí está bien.