24 ago 2020

Sobre poesía china y el espíritu (Shen) de las cosas (zhonguo wenshi dongxi de shen)


Tal vez para acercarnos a la poesía china debemos comenzar por entender sus principios y su cosmovisión. La cultura china, regida por el concepto del Tao*, busca en sus poemas lo espontáneo y natural, busca reflejar lo que ellos llamaron la verdadera naturaleza de las cosas.
Aquí, claro, debemos cuestionarnos qué es “lo verdadero”. Si bien, hay tantas respuestas como poetas en el mundo, lo que podemos notar en la poesía es, no tanto la verdad, sino la búsqueda o interpretaciones de dicha verdad. Por ejemplo, revisemos el poema Vuelven los caballos de un autor anónimo.

Vuelven los caballos.

En sus cascos traen perfumes

de flores que pisaron.

En primer lugar, tenemos la imagen del desplazamiento de los animales, tan sólo la palabra ‘vuelven’ ya sugiere cierta melancolía: ¿Acaso terminaron un viaje largo? ¿Vuelven de una aventura o más bien, de un mundano día más de labores sobre la tierra? ¿Volver implica calma, o, por ejemplo, derrota? ¿Triunfo y paz? ¿o regresan con malas noticias? El lector no puede saber eso, sin embargo, al no haber una sugerencia de que vuelvan con frenesí ni emoción, podemos asumir que se trata de una caminata suave y tranquila al haber concluido su jornada.
En la calma del animal el poeta busca expresar la “verdad” de la naturaleza, lo que Yan Yu (1180-1235) define como shen (“espíritu”): un estado de paz, de comprensión de la vida tras el frenesí de la aventura o de las labores cotidianas, estado que se alcanza en calma contemplativa. Sin embargo, más intrigante que la imagen del animal, es el uso de las flores. Una flor que han pisado es una flor muerta. Así, vida y muerte se entrelazan en la calma de un regreso. ¿A dónde se vuelve? ¿A dónde se va? Más que respuestas, el poeta busca una reflexión sobre la fragilidad de la vida, fragilidad a la que no está exenta ni el majestuoso caballo, ni la persona que lea estas líneas. Las flores, entonces, encierra belleza y futilidad, en cualquier momento convertidas en polvo bajo los pies de un descuidado e indiferente caballo. No obstante, y tras la muerte de estas flores, hay una permanencia. Queda el perfume, en este caso, la esencia de la flor. Así, el poeta se acerca al principio del feng (‘viento’) del que habla Liu Xie, el alma de las flores.
Mas esta reflexión no puede existir sin un conocimiento previo del mundo: el poeta sin duda ha observado esta escena en la vida real en algún punto de su vida, y tras la meditación, puede condensar en tres líneas sus pensamientos sobre la vida, la muerte, lo frágil y lo bello. En este punto, se cumple el principio del shi yuan qing, “La emoción estimulada por el contacto con la vida exterior, se ve impulsada a expresarse”. Como menciona González, el poema “manifiesta la belleza más íntima de un paisaje, su atmósfera poética siempre rica y variada [...] Se trata de un pasaje comunicador de flujo, indirecto e inmediato” (130). Esta es una poesía libre de restricciones político-morales, centrada en una estetización impersonalizada de la vida en búsqueda de reflejar la realidad esencial.

Lady Guoguo's Spring Outing by Zhang Xuan, la copia por un pintor de la dinastía Song
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*Para el pensamiento taoísta del Yijing, como en la obra del pensador Zhuang Zi, el concepto de literatura se define como manifestación del Tao, principio amoral que rige el mundo. Asimismo, en el primer capítulo del Wenxin dialong del autor Liu Xie, "En el Tao, el origen", Xie hace remontar el origen de todas las cosas al Tao, principio universal, inmanente y trascendente. Por ello, la literatura, cuyo origen es el Tao, posee un estatus de significación cósmica.