Las montañas debe partir (Shan he gu ren)
China-Francia-Japón, 2015, 131 mins.
Director: Jia Zhang-ke. Guión: Jia Zhang-ke. Fotografía: Yu Lik-wai. Música: Yoshihiro Hanno. Reparto: Zhao Tao (Tao), Zhang Yi (Zhang Jinsheng), Jing Dong Liang (Liangzi), Zijian Dong (Dollar), Sylvia Chang (Mia)
China-Francia-Japón, 2015, 131 mins.
Director: Jia Zhang-ke. Guión: Jia Zhang-ke. Fotografía: Yu Lik-wai. Música: Yoshihiro Hanno. Reparto: Zhao Tao (Tao), Zhang Yi (Zhang Jinsheng), Jing Dong Liang (Liangzi), Zijian Dong (Dollar), Sylvia Chang (Mia)
Me lancé a cubrir algunas de las películas en la 59 Muestra Internacional de Cine de la Cineteca Nacional, está película me hizo llorar un buen, por razones y por la vida </3 En fin. Acá les dejo la reseña, está súper bonita y les recomiendo que vayan a verla cuando pase por su ciudad (y que no piensen mucho en su yo del futuro cuando la vean):
“El pasado nunca muere, de hecho, el pasado ni siquiera es pasado” escribía Faulkner en su Requiem for a Nun. La película de Jia Zhang-ke juega con el tiempo como hilo conductor de las historias de sus personajes: Zhang y Liangzi, amigos desde la infancia que cortejan a una bella y joven Tao, una chica que baila con los Pet Shop Boys de fondo e irradia vitalidad y coquetería.
A finales de los 90, en una China en plena transformación, ella debe elegir con cuál de los dos se quedará y a partir de ahí, decidir el desenlace de la historia.
No es coincidencia que justo después de tomar esa decisión, aparezca en pantalla la cortinilla que anuncia el comienzo de la peregrinación sentimental de los personajes.
Después de las risas y tonterías juveniles, se dibuja un drama de bajo perfil: el drama de lo cotidiano, de la adultez y el hastío que invade las vidas urbanas de se quedaron con la añoranza de las promesas. La sonrisas de Tao se ve reemplazada cada vez más por lágrimas y silencios, la vitalidad de Liangzi por una resignación y una enfermedad causada por las horas de trabajo en las minas. El entusiasmo de Zhang es ahora una constante ansiedad y Dollar, el hijo que tuvo con Tao, un joven alienado y sin una motivación clara.
Lo único que les queda a estos personajes son los recuerdos: una canción (Westlife, que se vuelve un leit-motif en la vida de Tao), una invitación empolvada para una boda y visitar el lugar donde eran más felices e inocentes.