Título Original: Madame Bovary
Autor: Gustave Flaubert
Primera publicación (por entregas): 1856
Año de publicación en formato de libro: 1857
País: Francia
Escribir una "reseña" a una novela que el tiempo ya ha calificado como una de las mejores puede parecer tonto, pero recuerdo una de las razón es por la que inicié este blog y fue porque, cuando todo mundo hablaba de las grandes obras como cosas intocables, yo creí que dar una opinión actual y sincera podía ser mucho mejor manera de animar a otras personas a acercarse a esos "gigantes de la literatura", y que vieran que no estaba tan mal...
Madame Bovary es un libro que me pensé mucho en leer, pero me aparecía hasta en la sopa y decidí que lo iba a intentar, como sea, ningún libro es eterno y si no, siempre podía dejarlo y agarrar algo más.
Bueno, pues comencé el libro y me llevé una grata sorpresa. Desde la primera página sentí que me iba a gustar. Estaba escrito de manera sencilla y sin pretensiones y aún así, lograba una delicadeza en el lenguaje que es difícil encontrar.
Flaubert era buenísimo en lo que hacia y lo sabía, pero intentando escribir una novela "absurda y banal" creo una de las mejores y más importantes obras del siglo XIX, que nos retrata la vida de la pequeña burguesia--de lo que hoy llamariamos snobs o wannabes--y la educación sentimental de las chicas de pueblo con sueños de gran ciudad.
Emma Bovary es un personaje más complejo de lo que ocurre, siento que es la tonta más grande del mundo y que también es una especie de heroína. No sólo recordé mis años adolescentes, sino pensé que a pesar de todo, todas deseamos un amor mágico como de novela--y si no fuera porque nos condicionamos a saber que eso es casi imposible, caeríamos en las jugarretas que el corazón le juega a Emma.
La vida le aburre, pero ella no se cansa en buscarle sentido, significado, valor, algo por lo que valga la pena seguir respirando.
Consigue lo que desea y no es suficiente. Es caprichosa, hermosa, testaruda, ingeniosa, delicada, absurda. Sobre todo desea amar y ser amada pero de manera arrebatada y rayando en la locura. Como Flaubert describe en la novela a su Madame:
Si le gustaba el mar era a causa de sus tempestades.
Y pese a la aparente calma y languidez, Emma lleva una tempestad dentro suyo que--el lector esté de acuerdo o no con sus actitudes--es consistente, que nos atrapa y nos deja ver el porque de una acción, que llevará a otroa y otra y otra, formando una cadena que la asfixiará, derrumbando el pequeño mundo de ilusiones sentimentales y sueños que nuestra protagonista se había creado para sí.
Es un excelente documento histórico de la vida en el siglo XIX, retratando fiestas, bodas, escenas de pueblo y usanzas del campo y la ciudad sin sentir que leemos un aburrido libro de historia como en la primaria. Sus páginas se pueden pasar rápido, aunque son tan exquisitas que se prefieren leer de manera lenta. No es complicada y aún así, encierra tantas cosas, que creo que las palabras no me alcanzan para describir y explicar como me gustaría, cuánto me ha fascinado esta novela a la que le tenía miedo y cierto prejuicio de "tremendo y aburrido libro". Nada que ver. Es excelente.