22 nov 2016

Esa inconstancia tuya.


"No quiero pensar mil veces las mismas cosas,
ni contemplarlas sabiamente"

Extraño el silencio, y extraño la tristeza. Sin esas dos cosas la vida se ha vuelto aburrida.
Hubo una vez alguien en mi vida. Me hacía reír, podía quedarme despierta con él hasta las cuatro de la mañana y hablar de todo y nada. Después, la vida me pareció un sin sabor. Claro que he encontrado cosas, claro que soy feliz. Pero no les pasa... a veces hay felicidades llenas de tristeza? Son tristezas calladas y distraídas. Tal vez te da si a la 1 de la mañana el viento frío contra tu rostro te recuerda cuando solías fumar cigarrillos en el tejado con tu mejor amigo, y como esa misma sensación, se sentía de cierta forma cálida o emocionante. O incluso, al ver una fotografía donde sonríes, y ya no recuerdas eso que juraste no olvidar jamás.
A mi me pasa mucho cuando camino en las noches por la ciudad con mis amigos. O cuando llueve al salir de un concierto... me pregunto a dónde se van los momentos felices cuando dejan de existir.
Ahora escribir parece mecánico, siento que nadie entiende, que nadie sabe... O tal vez soy yo, que soy mala para comunicarme.
Me cuento historias, bebo café para mantenerme despierta, me da miedo equivocarme. Creo que sería más fácil si ya no me importara.


Un día estaba bailando y tomando ron con mis amigos, David Bowie sonaba en el pequeño departamento de la colonia Roma. Nada nos podía detener, en ese punto tan minúsculo es el universo ¿cómo nos sentíamos tan grandes?
Últimamente leo y busco cosas, pienso, intento encontrar una voz que responda, que diga "no estás sola", una respuesta a mi, que soy, por qué. Creo que sí a mi me hace sentido entonces está bien.
También he peleado con mi madre. Por cosas insulsas y pasajeras, y ya se que me reclamara por la prueba de embarazo que encontró en el baño y por la marihuana.
Mientras, hablo con mi amiga de Luxemburgo sobre cada vez que salimos y besamos a alguien. A mi hace tiempo que dejó de importarme. Digo, los besos son solo eso. Se dan fácil, se olvidan fácil. Algunos los detestas. De hecho, la mayoría los detesto.
Me pregunto si besaré a alguien con amor algún otro día, si sabré que es querer que alguien se quede al día siguiente. No se cuando me volví tan cínica. Es tal vez porque lo di todo, o di tanto, que ahora simplemente estoy cansada. Dejo que vengan y vayan, me marcho antes de las seis de la mañana y soy un recuerdo que comienza a las 10 de la noche. Algunos chicos me llaman, otros me olvidan. A mi me viene dando igual (tal vez no, pero sinceramente, no soy consciente de eso)
Quisiera dejarlo todo, quisiera dejar de comer por días. Quisiera marcharme. Que todo se apague. Subir a un carrusel, que las luces de colores me embriaguen. Ya no quiero besar a otro chico tan insulsamente, and yet again, sé que esa es la rutina de los viernes.
Algún día tal vez pueda hablar con alguien sobre las estrellas, las margaritas, el globo rojo. Un día estaré aburrida de eso. Siempre me pasa, y por eso corro y huyó y a veces creo que pido a gritos que me sigan pero en el fondo no quiero que nadie me alcance.
He soñado con viejos amigos. Pienso que no siempre merezco que me quieran de la forma en que lo han hecho. "Esa inconstancia tuya no es algo heroico", decía Cerati. No sé si quiero tener hijos, no sé si aguante volverme tan vieja. Me aburro. Me aburro, me aburro, me aburro. Pienso en la existencia, leo a Kierkegaard. Ojalá si me echase de un barranco no muriera. Sin duda lo haría.
Tan bien pienso en que me paso de fría, que entonces hay pequeñas guerras silenciosas entre los que amo y me aman, porque no puedo evitar ser quien soy, y no me disculpo. Me cuestiono sólo a mi, no a los demás, y siento que esto es producto de los conflictos internos que cargo siempre aunque sea sin querer. Entonces pienso: "Debeía poner un aviso de 'Cuidado' porque generalmente quienes me quieren salen mal parados". Y sé que tal vez esté mal pero ¿A caso las víboras se sienten mal cuando le inyectan su veneno a alguien? Ellas no tienen la culpa de ser como son.
No sé cómo vivir pero no me quiero morir, y sin embargo, a veces me desespera lo que unos dicen "la prisión humana". Esta prisión en la que estoy. Así me siento ahorita. Quisiera estar en todos lados y en ninguno. No me quiero morir. Quiero ser feliz pero mi concepto de felicidad tal vez cargue de tristeza a otros, y entonces dudo mientras doy mis pasos por las calles de Edimburgo, completamente sola, porque así quise yo.
Aún así, creo que podemos lograr cosas más o menos impresionantes. Tenemos a David Bowie y a Roger Waters como ejemplo. Pero ser un genio también es agotador.
A veces digo "Escribiré algo estúpido, todos lo leerán", pero siento como si yo misma me apuñalara el corazón. Aún así, creo que escribiré esa historia de vampiros en la que he pensando.
Quiero entretenerme un poco y que llueva más seguido.
Ojalá si me echase de un barranco no muriera. Sin duda lo haría.
Como sea, mis labios son hermosos e irresistibles, y justo ayer, un chico me pedía que lo besara.


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