«Era de una belleza tan exquisita aquella doncella que, de haberla mirado, el dios Amor no hubiera permitido que fuera amada por otro. Para ponerse a su servicio, no hubiera dudado en hacerse hombre y en renunciar a su divinidad disparándose en su propio cuerpo el dardo cuya herida es incurable, si no se afana en su cuidado un médico desleal; tal es su naturaleza, que nadie debe intentar curarla hasta descubrir su deslealtad, y quien cura de otra manera no es leal amante. De herida de amor, podría entreteneros en larga plática, antes de agotar este tema, si gustaseis de oír esta historia, pero pronto surgiría alguno diciendo que ando divagando sobre quimeras, porque la gente ya no fantasea con ensueños amorosos, hoy no se ama como se amaba antaño, y de amor no se quiere oír hablar siquiera.»
Un fragmento de El Caballero de León
Hermoso.
ResponderEliminarTe mando un abrazo.
Muy cierto.
ResponderEliminarMe ha encantado tu blog, me quedo de seguidora y te invito a que te pases por el mío si te apetece (es Relatos y Más, es que aparecen dos en el perfil).
Un abrazo.