"Pink Vibes I feel like be there" I also feel like being there. No sé como encontré esta canción, pero cuando la escucho, ay de mi, casi me pongo a llorar. Dicen que la música es un lenguaje universal, yo digo que nosotros somos un público "afectado" y que afección es la causa de que algo nos guste o no, en parte. Solo en parte. Pero bueno. No sé muy bien cuál era la intención de Suchmos con esta melodía, pero que pieza, en serio. Tiene una mezcla de carelessness, de jazz y de Eiigo que remontan a mi corazón a los felices días asiáticos.
Llegue a Tokyo con ojeras, cansancio, la espalda rota después de cuatro meses durmiendo en un futón de mala muerte en Beijing y toda la felicidad del mundo. Después de Londres, nunca había estado tan ansiosa de conocer un lugar. La vida después de Tokyo se me hizo poca cosa. Estuve cinco días ahí y fue suficiente para:
- recibir la sonrisa más linda del mundo
- platicar con un chaval ruso
- conocer a Jamie y a Alex de Nueva Zelanda y tomar sake felizmente con Kazumoto, nuestro guía
- entrar en el paraíso de Rilakkuma
- enamorarme de Motohiro, un cantante que toca por las calles de Tokyo y notarme en su público nipón as I was the only foreigner there. Una sonrisa --no la más linda del mundo, pero linda--y un arigato especialmente dirijido a mi ¡Ay que emoción!
- Un regalo de la tienda de Hello Kitty
- Todo un día en Akihabara entre merch de Yuri!! On Ice
Por mencionar lo más notable. Mientras caminaba en Tokyo pensé..."vivir aquí...que esto se vuelva mi día a día...que difícil sería pero...me gustaría" Y esto claro, a sabiendas del estilo de vida mandarín, donde la cosa no era sencilla. Así, cinco días más tarde, me despedí de Japón, de un Tokyo futurista y sus rascacielos de colores y volví a la gris y roja China.
En fin, pero esos son sólo recuerdos ya... ahora, al escuchar a Suchmos recuerdo mis caminatas por Shibuya, Harajuko y Ginza. Su sonido encierra ese misterio del estilo de vida en grandes ciudades ¿Si no te vas por una gran aventura entonces por qué te vas? Pink Vibes...que desprenden esos rascacielos, y los cielos japoneses en un buen día. Sigo pensando en japón, el konbini, cenar manzana y cervezas en la terraza que daba al Ueno Park, en no querer entrar al hostel, ni irme, seguir por siempre caminado hasta perderme y encontrarme... con un perrito, con Motohiro o con el chico ruso que se puso a platicar conmigo en ese lugar tan extraño para cualquiera que no es japonés.
Quiero volver, aunque la vida no sea un sueño. Pasan los días and I just think, pink vibes I wanna be there...
Tus palabras me transportaron hasta ahí y sonreí mientras lo leía porque sentí todo, como si también hubiera estado allí. Raro.
ResponderEliminarUn beso.