Reseña: La vuelta de tuerca - Henry James

Título Original: The Turn of the Screw
Autor: Henry James
Fecha de publicación: 1898
País: Estados Unidos

Debo admitir que lo que me acercó a Henry James y a leer este libro fue el título, que me pareció bastante extraño ¿De qué podía tratar? ¿Qué significaba? ¿Qué tenía que ver una tuerca en el relato?
Eso y el hecho de que mi curiosidad literaria anda al cien, a Henry James lo había escuchado--o leido--en montón de artículos sobre literatura y cine.
Bueno, me dispuse a descifrar quién era ese señor. Pese a que primero adquirí "Un chiquillo y otros", decidí leer primero una de sus consideradas obras maestras: La vuelta tuerca, aunque la adquirí más tarde.
Comienza con una interesante escena que nos sumerge en cierto aire de misterio: una noctalia.
Las noctalia son los cuentos que se explican desde siempre alrededor de un buen fuego. Para que sea una verdadera noctalia, deben darse tres condiciones indispensables: que sea de noche, que haga frío y que todos los que estén sentados escuchando estén cansados.
Con un ritmo hasta ese momento fácil, James nos atrapa para dar comienza a la verdadera historia, recuperados de unos manuscritos escritos por una mujer que murió hace unos 30 años.

Una institutriz acude al cuidado de dos niños en una vetusta mansión victoriana. Lo que en principio parece un cometido agradable derivará en una situación de pesadilla. Los niños viven impactados por un pasado inmediato en el que la anterior institutriz, la señorita Jessel, y Peter Quint, el criado y ayudante de cámara del patrón (el tío de los niños) mantenían una turbia relación. Se podría suponer que se dieron ciertos abusos. La vida junto a la institutriz y su muerte posterior han dejado en ellos una huella indeleble. La protagonista de la historia, al tratar de ayudar a los niños, comienza a percibir las apariciones de los fantasmas de la anterior institutriz, muerta en extrañas circunstancias, pasan por ellas los niños y la institutriz

La influencia del libro en los filmes

Henry James marca un antes y un después en lo que se trata de historias de fantasmas. Cuestiona la existencia de estos, el pilar de tanta literatura gótica. Inserta de manera un tanto implícita--pero no tanto como para no cacharla--la pregunta de sí en verdad dichas apariciones--en esa historia y llevada a un nivel más alto, a todas--son reales o son productos de mentes perturbadas, la de los narradores.

En este caso acierta con el hecho de utilizar a la institutriz--de quien jamás sabemos el nombre--como voz narrativa, para adentrarnos en su mente y ver las cosas como ella las percibe. Si aguzamos un poco más la vista literaria y nos desprendemos de la voz narrativa, tal vez atisbemos cierta turbación emocional en la institutriz, una negación del pasado que no se menciona porque se quiere olvidar y una extraña fijación con los niños y con llevar nimiedades a absurdos extremos.

Miles y Flora, los chicos a quien cuida, son otro aspecto importante. ¿Cuantos filmes utilizan la contradicción de encarnar el mal en los rostros inocentes y angelicas de los infantes? Se me ocurren varios: El otro, Los inocentes, La semilla del mal, Ju-On...incluso un poco La noche del cazador.

Miles

La institutriz siempre los describirá como seres hermosos, pero a la vez, mencionará que existe algo que no puede explicar, que le provoca malestar.

Al mismo tiempo comienza a ver las "apariciones" de los antiguos sirvientes, a quien suponemos ella no conoce, pero ¿hasta que punto nos podemos fiar de lo que nos cuenta?

De vez en cuando menciona al tío de los niños quien explicitamente le dice que por nada del mundo le hable o moleste. Dicho tío se larga de viaje y no desea volver. Ella dice que porque era un hombre de negocios, como lector nos podemos tomar la libertad de suponer que tal vez huía de algo, de alguien.

Es precisamente en la figura masculina, en Miles, en quien se verá acrecentada su locura. En su mente verá a Miles como un chico peligroso, alguien que guarda un oscuro secreto. A Flora, a veces la ignorará, a veces recalcará su bondad y pureza, contrastándola con Miles.

Pero aquellas proyecciones no son más que los ecos de su mente: en lo masculino ve malo, porque algo le habrá ocurrido --sabrá uno qué, tratándose de la época victoriana, siendo una mujer sometida por su clase, subordinada a un hombre rico--y en lo femenino ve la pureza que poseyó o cree conservar, pero a la vez, no es su preocupación, sino lo que le quitó aquella pureza.

Miles

Es la primera novela de Henry James que leo, noté las oraciones larguísimas y barrocas--producto del tartamudeo que le atormentó tanto de niño y que aprendió a disimular hablando muy pausadamente y con oraciones complejas--que en este caso ayudan a situarte en una mente que piensa demasiado las cosas.

Revolucionó las historias de fantasmas, el terror psicológico, hizo uso de nuevos elementos tétricos que influeyeron al estilo gótico americano, alejándose de los convencionalismos de los sonidos de búhos, catacumbas, perros negros y pinturas que te siguen la mirada, prefiriendo risas de niños pequeños, escenas en lagos bajo días soleado y a una amena sirvienta que será confidente del trastorno de la institutriz sin darse cuenta.
Pensemos en el terror hoy y pensemos en la influencia de Henry James, quien en 1898 le dio Una vuelta de tuerca a la literatura y sin saberlo, al cine.