26 nov 2015

Reseña: 59 Muestra de cine - Las montañas deben partir de Jia Zhang-ke

Las montañas debe partir (Shan he gu ren)
China-Francia-Japón, 2015, 131 mins.
Director: Jia Zhang-ke. Guión: Jia Zhang-ke. Fotografía: Yu Lik-wai. Música: Yoshihiro Hanno. Reparto: Zhao Tao (Tao), Zhang Yi (Zhang Jinsheng), Jing Dong Liang (Liangzi), Zijian Dong (Dollar), Sylvia Chang (Mia) 

Me lancé a cubrir algunas de las películas en la 59 Muestra Internacional de Cine de la Cineteca Nacional, está película me hizo llorar un buen, por razones y por la vida </3 En fin. Acá les dejo la reseña, está súper bonita y les recomiendo que vayan a verla cuando pase por su ciudad (y que no piensen mucho en su yo del futuro cuando la vean):

“El pasado nunca muere, de hecho, el pasado ni siquiera es pasado” escribía Faulkner en su Requiem for a Nun. La película de Jia Zhang-ke juega con el tiempo como hilo conductor de las historias de sus personajes: Zhang y Liangzi, amigos desde la infancia que cortejan a una bella y joven Tao, una chica que baila con los Pet Shop Boys de fondo e irradia vitalidad y coquetería.

A finales de los 90, en una China en plena transformación, ella debe elegir con cuál de los dos se quedará y a partir de ahí, decidir el desenlace de la historia.

Mountains May Depart, screening at MIFF 2015


No es coincidencia que justo después de tomar esa decisión, aparezca en pantalla la cortinilla que anuncia el comienzo de la peregrinación sentimental de los personajes.

Después de las risas y tonterías juveniles, se dibuja un drama de bajo perfil: el drama de lo cotidiano, de la adultez y el hastío que invade las vidas urbanas de se quedaron con la añoranza de las promesas. La sonrisas de Tao se ve reemplazada cada vez más por lágrimas y silencios, la vitalidad de Liangzi por una resignación y una enfermedad causada por las horas de trabajo en las minas. El entusiasmo de Zhang es ahora una constante ansiedad y Dollar, el hijo que tuvo con Tao, un joven alienado y sin una motivación clara.
Lo único que les queda a estos personajes son los recuerdos: una canción (Westlife, que se vuelve un leit-motif en la vida de Tao), una invitación empolvada para una boda y visitar el lugar donde eran más felices e inocentes.

25 nov 2015

La primera vez que escuché The Drums

Esta entrada la escribe hace... no es la mejor apreciación musical que he hecho, obvio amo el segundo album de TDCC pero en fin, estuvo padre escribir esto.


Bueno debo confesar que al principio no estaba muy convencida con The Drums, no tengo idea de porque; creo yo, que era porque no le había prestado suficiente atención y porque andaba algo contaminada recientemente de otras influencias musicales...pero en fin, puse mi vida en orden y me dije: a escuchar bien. Y wow, en este momento me ha encantado The Drums! Y lo he considerado el álbum de la semana :) Lo que significa que tal vez traduzca alguna de sus canciones y las suba al canal de youtube.
Todo el álbum es una delicia para escuchar, ya sea en el tráfico, mientras viajas o simplemente encerrarte en tu cuarto y ponerlo a sonar.
Me encanta como mezclan un poco el indie rock con el electro, lo que me recordó al primer álbum de Two Door Cinema Club, que me gustó mucho, a diferencia del segundo que un poco me decepcionó, pero porque tenía las expectativas muy altas.
De igual forma, creo que comparte un poco con Swim Deep, aunque claro, Swim Deep surgió después...bueno, al menos, comercialmente hablando.

Mis favoritas creo que han sido Hard to Love y I don't know how to love, que empieza con un guitarrazo y una voz en eco lejano que tiene algo de nostalgia a las 2 am, de depresión en la fiesta, no sé, mi tipo de track. Creo que hubiera disfrutado enormemente esta música en la secundaria, que por esos años escuchaba mucho a Lykke Li, The XX, Crystal Castles, Russian Red y todo eso. The Drums es la banda perfecta para escuchar en la madrugada, mientras piensas lo vacía que está tu vida ultimamente.
Bah, últimamente pienso que la mísica actual es lo que más me emociona de la actualidad. Ni el cine de arte ni la literatura me emociona tanto y tan seguido como lo hace la música. Mientras que para las dos primeras tengo que irme constantemente hacía atrás para emocionarme con algo, con la música, tanto visitar el pasado como escuchar el presente puede ser igual de placentero.
Quién diga que en la actualidad no hay buena música simplemente no busca bien. La hay, música hermosa y excelente que te hace llorar y que está llena de influencias pasadas con toques generacionales que hacen algo nuevo y sorprendente, a veces, a un grado obsesionante (jeje).
Así que bueno, escuchen The Drums si aún no lo hacen, no se arrepentirán.