30 may 2018

A new blog

I loved this blog a lot. It started out as a hobby, as an escape from my overwhelming high school life, where I liked very few people (who lucky, are still my friends). I wrote about books and movies I saw and back then I thought being like Roger Ebert was my dream... and in a way it might still be. But now I don't know if I can keep up with that "watch a movie every day and then write your thoughts about it" thing. Some days I don't feel like I can write two lines at all. Some days I don't even think I was able to understand a movie. Still, I want to write. But there are so many things... so at the end I feel I need a fresh start. I still don't know how it will happen... I'm still between Ann Radcliffe and everything gothic...and writing a thesis about it, which I must say is a process I like if not always love. But there is also all my asian thingies love. And that includes watching Ao Haru Ride, learning the right kanjis for "dokushin"(yeah, don't ask why I put so much effort into that) and reading about danmei and Guo Jingming novels. I'm also trying to find the words for my stories... cute stories about love, growth and loneliness... One should go back to what is truly meaningful... and once again I get nostalgic for my past self wandering through Chinese hutongs. Oh well...
The thing is that this blog would be cool for just writing my nonsense, but I want something to write my reviews and thoughts on movies, books and games
And some other to write about my study progress, I mean language study of course...
and then something to write about lit in general.
What a mess I am, am I right... ? but that's what I like and what I'll do.
And for this blog, I won't say farewell but I'll surely be writing much less (if that's possible)
Thanks to all who read me. In English or Spanish.  I hope you'll read me soon, in another place and in another time.

25 may 2018

Writer's block.

Esta es una nota rápida, pero necesaria. Ayer vi Method, una película coreana algo gay. En fin, qué cosa con el drama coreano. Pero tienen mejores ideas que los chinos o los japoneses... o... será que la westernisación sí que los ha afectado? Digo, mencionaban a Godot y el método Stanivslaski unas dos o tres veces. Los japos estarían más felices con su teatro kabuki y los chinos con Lu Bai. Corea, la pobre dividida e hipercosmopolizada. Odian a los extranjeros pero ellos mismos absorben y exploran ideas de este lado del charco... y qué éxito que tienen en el mundo, porque claro, el mundo es este lado del charco. En fin. La cosa no es esa, sino que quiero verme otra peli ahora pero también quiero escribir de esto... el puto writer's block. Que me encanta escribir historias, claro, pero eso lo hago desde niña, y lo hago porque a veces la vida real se pasa de simple y uno necesita guerras entre ángeles y demonios, o mejor aún, entre pecados y virtudes. Y no está mal investigar un poco de mitología cristiana que es muy güay como dice mi amiga la catalana.
Bueno, les cuento el rollo: una no tiene ni pretende ser Virginia Woolf o Marcel Proust, no, a veces uno quiere olvidarse dos segundos y dejar de llorar tres. Y una historia simple está bien. Y con acción y buenos mitos... bah, pero lo haces tan rápido que piensas que igual Patrick Ruthfuss te cacheteaba.
La cosa es que esta historia que escribo era mitad Servamp y mitad Kamisama, hajimeshite. Y a pesar de todo, ahora ya no sé como continuar. O sea, la trama está ahí, es cuestión de cambiar a los vampiros y a los yokai por serafines y diablos, pero no...no he podido escribir hoy casi nada. Eso sí, me leí casi 50 páginas de manuscrito, y me parece bien. Y que no intento hacer un fucking universe so complex you can't breathe. Porque esta historia en específico era un capricho al estilo de las historias de Shall We Date? y las novelas visuales de Cybrid y Voltage. Qué tiene de malo? Las minas queremos un chico ideal en un mundo lleno de patanes que se molestan por nimiedades como el restaurante de sushi al que quieres ir o por los trastes sucios en la cocina (que digo, nada te costaría lavarlos tú y de paso sacar la basura, cariño...que mira que escribir una tesis también deja exhausto)
Pero ahora no sé como continuar esto, to make it enthralling or interesting. I don't know.
Ya han salvado a la mina unas tres veces, aún no hay besos ni abrazos... ni conflicto. Uff, paciencia... but what else? Podría ver servamp otra vez para agarrar inspiración no? Estos dos salvan al mundo y son felices para siempre.

12 may 2018

Are you back? Does it hurt?

My room is a mess. The pieces of a jigsaw are spread all over the table. Bouguerau can wait. I'm a person made of little pieces of memories that give me sense. But nothing else. Try to know me and you will be puzzled. There is a cup of coffee. I'll get another. When was the last time I threw up after dancing, partying? wrapped by the pretty lights of a city in a club with a boy taking me somewhere? "Take me to Paris", that was my usual request, the streets of London were so pretty back then. But now I can't do that. I get a headache. It takes away the romanticism. And I get fat.
My notebook is next to me, I have sticky notes and gel pens from Japan and I was trying to write about verbs or something in another language. I never get enough, I am obsessed with that. Rilakkuma when will I hug you? Will you love me if I do? And how long has Boy meets Girl been in my queue, I thought we were doing something with French. With all the cahiers and the Paris daydreams -- but Lille was dull and rainy and depressing and lonely. "I've been writing in French every time I'm sad. No wonder now I hate it." I wish people could read me, and understand me. And there is Yuan Mei and Liu Bai literature, waiting to be translated into something we can understand, but we can't. more coffee. I'll go get more coffee. If life were Starbucks and pastries and rain and equal rights and bread. I would be happy with that. But you are a woman. And I don't want to be something else. I would feel too broken if I wasn't. If suddenly I lost my powers, my love for the rain, my sensibility, my ability to carry a child just like a mother can, and I would cry with a nightingale...but who wants that. I'm happy. In the forest, with a crow, and feeling always this sadness, and this incompleteness, and this longing, for this is what makes me a mystery and a threat and something so beautiful and unique. All the pain has been this. This moment. This realization. This oppression. This liberty. Luis will die, or was it Ivan? Who else can understand love and lost like a woman's heart? I'm too enamored with this idea. I won't let it go. I've discovered a beautiful garden inside of me, and beautiful flowers that are only mine.

Imagen de art, illustration, and bird

Los recuerdos de facebook siempre sacan lo mejor de uno. Hace un año, con mi cabello largo y negro y una pijama certísimo me tomaba un café en algún lugar de Beijing. Aún lo recuerdo. El sol, ya de mayo. Esos días friísimos de mi llegado were gone for good. Podía decir algunas cosas, tal vez, no sé que también. Iba a sacar mi visa para visitar Hong Kong. Beijing era una casa. Algo extraño.
El café sabía bueno, y no sé que más había pedido. Era un lugar lindo y caro y yo era una princesa. Después di una vuelta por ese centro comercial enorme. No sabía decir nada. Después volver a la universidad. Y ahora estoy aquí, en un departamento cualquiera de la colonia Del Valle. Pensando en las fotografías. Las jacarandas están muertas.
April is over, April is over...There are all kinds of love in the world, but never the same love twice.
Tengo el cuaderno de japonés a un lado pero las páginas siguen en blanco. Me abruma todo lo que quiero hacer, el tiempo se me va. 
Recuerdo un poco a mi yo del pasado. Esa niña de diecisiete años. Amaba El Guardián entre el Centeno. But boys are boys and girls are girls. I would have been the prostitute in the green dress.
Y yo, yendo a mis clases de francés. Quería todo. Quería un desayuno en el Ritz, una vista al Louvre, estudiar todo sobre los Rossetti. Eso para mi era la felicidad.
Ahora pienso que Paris es muy deprimente. Todos sus edificios son de ese color beige claro, todas las calles se ven igual. Café y baguettes, no puedo vivir de eso. Y aún así, quiero irme un verano al distrito nueve. Quiero llamar a los garçons y que me sirvan más leche, quiero acostarme en un colchón en un pequeño cuarto de esos edificios todos iguales, con un muchacho loco que solo querré un verano y que jamás consideraré para mi esposo. Él tampoco me verá como algo más. Vamos a ser como el catálogos de naves de Homero. it fills up the time.
Homero, William Carlos Williams ¿cuándo vamos a hablar de ellos sin sentir que estamos gastando nuestras vidas? Cuándo vamos a dibujar flores en nuestros cuadernos y a estar realmente felices con lo que vemos? ¿Cuándo vamos a dejar de pensar que eso que nos dijeron nuestros padres está bien?
Pero no importa. Mi vida está resuelta, yo sólo quiero complicarla un poco.
Casi las 4 de la tarde, el sol está bien, mi madre se queja de los que salen a marchar en las calles de la ciudad, de los homosexuales, de las mujeres que abortan... dice que todo eso es psicológico. En mi pequeñita ciudad llueve, las casas son más bonitas, pero no hay edificios y ahora que lo pienso, jamás fui a los barrios pobres de ese lugar. No conozco toda mi ciudad y no quiero hacerlo ¿Qué hay que hacer ahí? Ahí no hay nada. Yo sigo soñando con Eloisa y Abelardo, con mi amiga que no se casó con el italiano porque sus padres no la dejaron, con ella más contenta por los aretes que le regaló su padre, con mis sueños de la Peninsula en Hong Kong... de verdad Hong Kong es mejor que Xalapa, Veracruz?  Ahí casi no llueve, ahí no hay café, ahí no entiendes porque la gente no quiere que abortes, ahí los domingos la gente no va a la Iglesia ni te dicen señorita ¿Ahí tendrá alguna ventaja? 
Los caminos de Londres se me hacen extraños, los canales de Amsterdam aburridos. Me gusta la locura en la ciudad de México, en dónde la gente te asalta y te atropellan los metrobuses. ¿Qué ventaja tendrá?
Pero extraño la lluvia y neblina en Xalapa. Qué ventaja tiene. La ciudad está decadente. Los autos incrementaron la temperatura, ya no hace frío en invierno. Odiaba levantarme a las 6 de la mañana para ir a la escuela. Con medias y bufanda y soledad en el alma porque no tenía amigos. Amigos reales, me refiero. Odiaba mi escuela, un poco. Y vivía historias de amor increíbles, aunque todo acababa mal, muy mal, eternamente mal. Y ahora tengo un boleto para ir a Japón. 
A dónde voy, de dónde soy. Ya no me siento sola, o ya no me importa. Pero quiero volver, a veces. ¿Pero qué voy a hacer ahí? En los pasillos de esa vieja escuela y con mi madre, con días todos iguales, con gente que todavía piensa mal de las mujeres que tienen sexo, dónde las niñas siente orgullo de su virginidad y vergüenza de querer acostarse con alguien, dónde la gente no sabe nada de nada: no hay restaurantes veganos, pero todo el mundo es amable. 
Xalapa es un lugar hermoso y es un lugar horrible. Y yo soy de ahí. Me digo a mi misma que volver estaría mal, y luego pienso en mis tardes entre las librerías del centro donde siempre llueve y extraño esos callejones y esas lucecitas amarillas. Y llueve diferente que en Londres. Por eso quiero volver un poco. Pero al final estoy en este edificio. Tendría que estar trabajando o algo, ya se me pasó la época de Antoine Daniel y Godard, ya ni siquiera sé que tanto quiero aprender francés y que tanto quiero estar en Paris para olvidarme un poco de esto, fingir ser alguien más, hacer amigos que no volveré a ver, tener otro pedazo de rompecabezas en mi corazón.

Silence can be complex too,
  but you do not get far
    with silence.
Begin again.
  It is like Homer’s
    catalogue of ships:
it fills up the time.

2 may 2018

Paradise City

Hubo un tiempo en que estuve segura:

Segura del tono exacto del café de sus ojos, de su risa y el tono de su voz la primera vez me dijo "mi amor". Hubo un tiempo en que estuve segura de amarlo y querer estar con él por siempre, pero el tiempo pasaba.
Siete años. Aun miraba su fotografía para acordarme bien de su cara, de sus ojos con una melancolía inexpresable, de la media sonrisa, del despreocupado desdén con el que parecía ver a todos los que no fueran él.
Cada día pensaba más pero me daba miedo recordar menos: no recordar el calor que hacia ese medio día de julio en el que nos dimos nuestro primer beso, o como se sentían sus dedos acariciando mi mano en la oscuridad del cine. Mis nervios de niña, mis ganas de hacerme mujer, de querer y de pensar que nadie jamás había sentido lo que era amar antes de nosotros.
Estallaron cielos y explotaron galaxias, seguro. Después mi corazón se rompió. El sol era aún brillante y hermoso, eran veranos extraordinarios, pero mi alma estaba tristísima. Sobretodo conforme pasó el tiempo. Era como haberlo perdido pero no haberlo asimilado, pues estaba tan cercano... Cuando acabó todo, creí que la historia terminaría pronto, como acaban las películas o los libros. Pensé que el punto final estaba puesto y ahora debería seguir. Y por un tiempo fue así: despertar, tomar café, llorar por otros para no llorar por él, aunque al final todo remitía a lo mismo: sus brazos sujetándome con la dulzura con la que nadie mas lo ha vuelto hacer, la promesa de esperar, la violencia de una despedida inesperada y forzada, el sabor amargo de la rabia, el desasosiego y la resignación.
Pasaron siete años y lo recordaba, pero era un recordar desesperado, que rayaba en la angustia de perder lo único que había sentido real en mi vida, lo más sincero y lo más bonito. Después todo se volvía un sueño. Sabría que vendrían otros, quería creerlo con toda mi alma, pero pasaba el tiempo y los recuerdos de deshacían y a mi, a mi me daba miedo olvidarlo. No porque aun lo amara, aunque tal vez lo hiciera, ya no tenía caso. No, me daba miedo que no pudiera terminar mis oraciones porque él ya no tenía sentido y era sólo un viejo capricho.
Era un yo que ya tampoco era real y el pasado era un lugar seguro, hecho, lleno de una extraña felicidad que no encontraba en ningún otro lado. Claro, había tenido mis momentos felices y había llegado a la conclusión de que debía llenar mi vida de pequeñas felicidades que me ayudaran a sobrellevar el día a día, y pensaba el que no podía ser mi felicidad porque éramos tan distintos y solo habíamos tenido suerte de estar juntos.
Me intentaba acordar también de lo malo para quererlo menos, pero no podía. No es que no lo viera... Recordaba un poco los llantos y los reclamos, pero ante todo, recordaba la seguridad con la que decía amarme sin importar tantas cosas. No se que tanto fue real y que tanto es la historia que me cuento, realmente no lo sé. Al final somos ficciones. Somos la forma en la que pensábamos que paso algo, los sueños, las mentiras que nos decimos, la parte de la historia que sabemos.
Esa extraña felicidad que solo existía mas que en mis recuerdos, esa mañana soleada, sus palabras, caminar sujetando su cintura, el sabor de su saliva o el mirar tristón de sus ojos, su piel pálida, el olor de su camisa, el barullo del mercadito por el que caminábamos juntos, las estrechísimas calles de esa ciudad que no he vuelto a visitar, el aire acondicionado del bowling en el que nos queríamos callados, sólo mirándonos, sin tocarnos y diciéndonos todo; la tensión familiar... Mis hermanos odiando de que mi corazón pudiera pertenecerle tanto a alguien, mi madre diciendo que era una tontería, mi abuela reprochándome lo mas insignificante, mi miedo, el miedo de no estar con él; él, sujetándome de la cintura, bailando sin música, queriéndolo todo de mi, sin tocarme y aun así, amarme, tocándome sin saber como hacerlo, los dos, sin saber que pasaba, sin entender como había pasado, sin que nos importara nada; yo, pensando que lo que sentía eran cosas de cuentos de hadas, pensado que era para siempre, pensando que hubiera sido si esto o aquello hubiese sido diferente, llorar hasta las tres de la mañana, escribir una carta muy larga que ya no recuerdo si envié o si no pude por que escribía con lagrimas en mis ojos. Llorar muy seguido, llorar en silencio, llorar queriendo que nadie supiera que llorara, porque no me importaba, sólo quería sacarlo de mi pecho, y hasta la fecha.
Todo pasó y no sé como pasó. No debió haber pasado. Jamás debió haber pasado.
Amarlo tanto y por tanto tiempo, atesorar por tanto tiempo esos sentimientos y jamás volver a mencionar su nombre, son los pequeños actos que me pertenecen, el desafío absurdo a todo lo que todos pensaron.
No sé hasta qué punto he sacrificado el mundo por un sentimiento. Hay tantas cosas que me da miedo admitir. Hay tantas cosas que no le dije nunca, pero incluso ahora, no se las diría, porque no importan, porque no son más que nubes en mi cabeza. También hubo veces en las que quise olvidar, en algún momento de locura que casi me costaron la vida, porque él fue mi vida. Tal vez por eso me aferro.
Bailo y beso a otros y ahí es cuando me siento más cerca de él y de lo que fuimos. Lo que fuimos que fue algo hermoso, único, absurdo y fugaz.
Un día dejaré de decir mentiras. Un día tal vez no me duela tanto no poder acordarme mejor, un día dejará de darme miedo que el recuerdo esté borroso. Olía rico, su voz era la de un niño que se convierte en hombre por primera vez. Eran detalles insignificantes. Mis piernas temblando, yo corriendo para verlo, yo mandado todo al carajo. Y de ahí tal vez que se me quedara la costumbre.
Baby I broke all the rules but baby I didn't all for you.
Un día no resonará tan fuerte ese pensamiento que me llena de una tristeza insoportable: estoy triste porque no le tengo. Estoy triste porque lo perdí muy pronto y porque no supimos recuperemos cuando aún podíamos hacerlo.

¿Qué pasará el día que no recuerde cuánto lo quería? ¿Qué pasará el día que olvide lo más importante?

1 may 2018

lo que aprendí del gato de Chesire

Estoy muy contenta, no sé cuánto dure esta felicidad — como dicen los poetas, todo es temporal y eso puede ser el mayor consuelo o un gran temor. Como quiera, en veinte años he aprendido que la vida tiene sus altas y bajas, que un día vas a amar a alguien y otros tienes que estar bien amándote solo a ti mismo, que a veces te sientes lleno de vida y otros reflexiones sobre tu futilidad. Algunos días quieres bailar, otros solo quieres estar en la cama; a veces estás al otro lado del mundo y otros días no quisieras jamás dejar tu casa. 
Pero a pesar de esos ires y venires hay algo que permanece constante y es uno mismo. Uno siempre esta consigo mismo, somos nuestros compañeros de toda la vida. La vida nunca va a dejarte hasta que tú la dejes a ella, y si bien la vida es un accidente, una casualidad, es tremendamente triste y llena de tragedias es también inmensamente bella. 
Creo que eso nos angustia muchísimo. Hablo de la humanidad. Todos tenemos una idea de que grande es esto y que pequeñitos somos nosotros. Un día leí algo de un científico. Decía que las catarinas, tan pequeñas que son y comiendo hojas no son menos esenciales que un mar o una tormenta. La gente le preguntaba sobre el sentido de la vida, de la existencia del hombre. El decía que no había ninguna, pero que, estando en el mundo, era el deber del humano apreciarlo, explorarlo, comprenderlo, pues era demasiada hermoso como para no ser notado. 
Tal vez eso es todo, estamos aquí para observar, para mirar. 
Somos esos narradores omniscientes. Esas presencias que no cambian nada, pero necesarias para brindar sentido a las cosas. Luz Aura Pimentel dice que es más fácil describir sin narrar que narrar sin describir. Y eso está bien. Esas son ocurrencias mías, que desde pequeña rondaban mi cabeza. No tengo todas las respuestas, claro, pero me parece que tengo las más importantes. 
Uno va a decidir cosas buenas y malas, uno se equivocará, eso es normal... a pesar de los errores, las equivocaciones... me parece que si uno quiere, eso no cancela la felicidad. 
John Milton escribió el Paraíso Perdido estando ciego. Ann Radcliffe se volvió la escritora más reconocida de su época a pesar de ser una mujer casada... le admiró su amor por el conocimiento, su entendimiento, incluso su docilidad... una docilidad inteligente que le valió un lugar en el mundo cuando las mueres no podían ni salir de su casa. Nos dijo Raquel que uno no elige a los autores, los autores lo eligen a uno. Tal vez Ann me eligió por eso, creo que en el fondo necesitaba estudiarlo con lupa, leer los testimonios de tantas mujeres desesperadas en el encierro de la “feminidad”, en la ansiedad de la autoría, para entender que escribir es resistir, es existir, y no es menos esencial que la catarina.
Las mujeres hemos tenido siempre mucho poder, aunque la historia, la política, el sistema o como quieran llamarlo se ha esforzado en hacer que lo olvidemos o no podamos verlo aunque esté frente a nuestros ojos. Pero que no dar vida sería el poder más grande? Y no lo digo con romanticismo ni como falso “consuelo”, porque no lo es. Es un tremendo poder y es una tremenda responsabilidad . Sin vida no hay vida. Sí, la primera casa — que Bachellard menciona— es en realidad el vientre de una madre. Con Ann he aprendió mucho: sobre escribir, sobre ser mujer, sobre ser fuerte. 
No hay nada por casualidad. Yo creo que la vida me la puso enfrente para aprender tantas cosas, cosas que me han cambiado la forma de ver el mundo y verme a mi misma. 
Yo no imagino vida sin literatura, vida sin lenguajes. La palabra es nuestro poder más grande, es Dios pues al principio no había nada. Con la palabra inicia la historia de la humanidad, una historia complicada, una historia de dolor y supervivencia y de numerosos errores y desesperación terrible. Pero aquí estamos y tenemos suerte, y creo fírmemente en que algo de estos debemos devolverle al mundo. 
Cuando decidí estudiar letras no sabía que encontraría, si podría, a lo que me enfrentaría ni a donde iba a llegar. Pero como dice este gato risón a Alicia “si no te importa a donde vas sólo sigues caminado e indudablemente llegarás a algún lado” Hoy he llegado a estas cosas tan bonitas.